1 Samuel 3:1

La fidelidad a Dios del profeta Samuel desde su temprana edad, aún estando rodeado de una sociedad corrupta demuestra que el entorno en que vivimos no determina nuestra devoción, y que cuando tenemos el corazón correcto podemos agradar a Dios bajo cualquier circunstancia.

Para presentar un corazón perfecto ante Dios será necesario mantener nuestros ojos puestos en Jesús. Permanecer pegados a Él en devoción, ocupados en la obra ministerial y caminar con fidelidad a Su Palabra.

No estamos llamados a contaminarnos con el mundo, sino a impactarlo con nuestra fe, pues al igual que los hombres bíblicos estamos llamados a ser luz a nuestra generación. Dios ha puesto Su Espíritu Santo en nuestras vidas para ayudarnos a cumplir el propósito que nos ha encomendado, mientras impactamos al mundo con el poder del evangelio.

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